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I - Doctrina General
La Santa Misa es el Sacrificio en el cual se ofrece y se inmola incruentamente Jesucristo, Dios y hombre verdadero, bajo las especies del pan y del vino, por ministerio del Sacerdote-celebrante; para reconocer el supremo dominio de Dios y aplicarnos a nosotros las satisfacciones y méritos de su Pasión y Muerte.
El sacrificio de la Misa, el de la Cena, y el de la Cruz son, en cuanto a la sustancia, un solo y mismo sacrificio. La diferencia entre los tres proviene del modo diferente con que en cada uno de ellos se ofrece.
En efecto, en la Cena Jesucristo se inmoló mística y personalmente, sin derramamiento de sangre, en estado todavía mortal y anunciando su próxima muerte; mientras que en la Misa se inmola también místicamente y sin derramamiento de sangre, pero por ministerio del sacerdote, y en estado inmortal y glorioso, y recordando la muerte ya acaecida; en tanto que, en la Cruz, Jesucristo se inmoló de un modo real, visible, con derramamiento de sangre y personalmente, y una vez para siempre.
Además, en la Cruz, Jesucristo se inmoló para merecer y satisfacer por nosotros, mientras que en la Cena y en la Misa lo hace para aplicarnos aquellos méritos y satisfacciones.
De modo que, al asistir el cristiano a la Misa, es como si asistiera simultáneamente a Ella, a la Cena y a la Muerte de Cristo.
Continúa.
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