viernes, 1 de mayo de 2020

El Mundo Herido con Herida Mortal - Punto Escatológico Número 5 del Padre Castellani

Mensaje a la Iglesia de Sardes
“El mundo moderno nació bajo un signo de enfermedad de muerte. El mundo creyó salir de una muerte y era una fiebre su fastuoso renacimiento. Tenía una herida mortal. Le fue dada la consigna de confirmar, robustecer las cosas que de todas maneras eran morideras. La Iglesia se centraliza fuertemente como un ejército a la defensiva que se repliega sobre sí. Se acabó la época de Sardes. No estamos ahora en ella, en Sardes, esperando que venga con Filadelfia el triunfo de la Iglesia, y la restauración de la cristiandad…”

La época de la Iglesia que corresponde a Sardes (5º Iglesia – Apoc III,1-6) terminó con la Revolución Francesa (1789-1799), según la interpretación del padre Castellani. Bartolomé Holzhauser, en su Interpretatio Apocalypsis usque ad cap. XV, sostiene que aún estamos en Sardes, esperando a Filadelfia (6º Iglesia – Apoc III,7-13).

Esta última interpretación, la de Holzhauser, es la que estudian los seminaristas de la Fraternidad de San Pío X. Por eso, lejos está la Fraternidad de admitir que estamos en el umbral de la aparición del Anticristo en el mundo. Por eso, aún están esperando, y se aferran con uñas y dientes, a la venida de un Gran Monarca, y de un Santo Papa. ¿Un Santo Papa? 

Esta incorrecta interpretación de las Sagradas Escrituras, en un tema tan importante como el discernir correctamente los signos de los últimos tiempos, les hace precisamente no ver los signos de los últimos tiempos, y tomar decisiones y encaminarse por rumbos equivocados, tal como el querer “retornar a Roma”, firmar un acuerdo con Roma para ser reconocidos por Roma. Nada más equivocado. Continúa el padre Castellani…

“La contra-reforma terminó en la Revolución Francesa. La Revolución fue un acontecimiento capital, una tuba que cambió la faz de la historia. Con la Revolución acabó formalmente en el mundo el Imperio Romano, que la tradición patrística pone como el misterioso katejon de San Pablo (2 Tes II,3-12), el obstáculo del Anticristo.”

Hasta la próxima