martes, 8 de febrero de 2022

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro - Día Segundo

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Para cualquier necesidad

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Oración Preparatoria para todos los días

Virgen Santísima, socorro perpetuo de las almas que se acogen a vuestro amor maternal: dignaos pedir por mí a vuestro santísimo Hijo y Señor nuestro Jesucristo, para que le sean agradables todos mis pensamientos, palabras y acciones de este día y toda mi vida.

Aceptad, ¡Oh, tierna madre mía! el corto obsequio que os ofrezco en esta Novena, y alcanzadme el favor que en ella os pido, si conviene para mayor gloria suya, honra vuestra y bien de mi alma. Amén.


Rezad, a continuación, la oración del día que corresponda:


DÍA SEGUNDO

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro quiere que acudamos a Ella en todas nuestras necesidades.

Vemos que la Virgen Santísima del Perpetuo Socorro, cuando el Niño Jesús estrecha su mano, en vez de volver sus miradas a Él las vuelve a nosotros. Sin duda quiere así mostrarnos su ardiente deseo que acudamos a Ella. Con esta tierna y amorosa mirada nos está diciendo a todos: Yo soy Madre de Dios, pero también soy Madre vuestra. 

¿Qué mayor deseo puede tener una madre que el de ayudar y socorrer a sus hijos? 

Venid, pues, hijos míos, a mi. Acudid a mi en todas vuestras necesidades y miserias; en vuestras penas, en vuestros desfallecimientos, en vuestras dudas; y si alguna vez llegareis, por desgracia, a caer, después de vuestra caída venid: yo soy la Madre del Perpetuo Socorro; yo os consolaré, yo os confirmaré, os defenderé, y os conduciré a la Patria bienaventurada del cielo. (Medítese y pídase con 9 Avemarías)


Oración 

¡Oh, dulce Madre mía! Si en Vos no viese yo mi perpetuo socorro, mis pecados me inducirían a temer que no había misericordia para mi. Pero Vos sois la misericordia perpetua: después de Dios en Vos quiero poner toda mi confianza, y desde ahora, me propongo acudir siempre a Vos en todas mis necesidades. 

¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! Dignaos socorrerme en todo tiempo y en todo lugar, en mis tentaciones y dificultades, en todas las miserias de esta vida, y sobre todo en la hora de la muerte.


Práctica

Invocar con frecuencia a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro durante la Novena.