Resumido por henrymakow.com
Libre traducción por Padre Edgar Díaz
En artículos anteriores, he documentado muchas veces que hoy nuestros líderes mundiales son en gran parte ocultistas. También los propietarios de muchas empresas y franquicias deportivas más grandes de nuestro país. Incluso celebridades practican el ocultismo constantemente.
Francamente, muchas Iglesias cristianas han sido infiltradas por la Cábala. La Cábala es el misticismo judío que consiste en hechizos mágicos, encantamientos, la numerología artificial y otras prácticas esotéricas y ocultas que los rabinos ortodoxos usan cotidianamente y que ahora está siendo puesta en práctica también por líderes cristianos.
No debería sorprendernos entonces que con tantos líderes del mundo de “nivel superior” practicando el ocultismo, incluidos los enemigos de Cristo que dirigen desde el ocultismo la política, la educación, la economía y la religión, que la crisis del coronavirus en todo el mundo esté repleta de simbología y de rituales de iniciación al ocultismo.
De hecho, toda la crisis fabricada del coronavirus es un gigantesco ritual de iniciación al ocultismo desde el principio hasta el fin, dividido a su vez en cuatro mini-rituales, cada uno con un propósito de iniciación al ocultismo distinto y de transformación del mundo y su población en un nuevo orden mundial.
Comencemos examinando estos cuatro mini-rituales, que si bien son distintos están interrelacionados, y que componen la ceremonia de iniciación ritual al ocultismo de manera mundial y masiva:
El ritual del barbijo o tapa boca
El ritual del lavado de las manos
El ritual del distanciamiento social
El ritual de las cuarentenas o bloqueos sociales.
En el transcurso de esta exposición sobre los cuatro mini-rituales, haré todo lo posible para explicar cómo cada uno de ellos es parte de “una puesta en escena” diseñada para iniciar simbólicamente a las personas en lo que se denomina el nuevo orden mundial: un nuevo orden que rechaza a Jesucristo y al cristianismo, y pone a las personas bajo el control final de una élite global cuyo dios es el mismo diablo...
En resumen, el mundo de hoy está siendo sometido a una gran ceremonia de un rito de iniciación y transformación del ocultismo, divido en cuatro partes, en gran parte a través de la simbología, así como prácticamente todos los rituales ocultistas lo hacen, y está diseñada para llevar a todos, voluntaria y servilmente, al nuevo orden mundial.
El uso de las máscaras, barbijos, o tapa boca, señala el consentimiento que la persona da a su nueva posición subordinada dentro del nuevo esquema u orden, bajo sus nuevos maestros, y, a la vez, la pérdida de su posición dentro del esquema anterior, como representante vocal o portavoz de la Palabra de Dios en esta tierra.
El ritual del lavado de las manos representa el despojarse del antiguo orden a través de un lavado (es decir, despojarse del orden cristiano al que pertenecía), paso necesario para que el nuevo orden pueda introducirse y establecerse firmemente.
El distanciamiento social simboliza la ruptura del Cuerpo Místico de Cristo en la tierra, de manera que ya no funciona como una unidad estable y cohesiva.
El ritual de los encierros simboliza el aislamiento de todo lo normal para que pueda purificarse de sus viejas costumbres y entregue su estado anterior al nuevo orden y se sacrifique al nuevo orden y finalmente, se someta voluntariamente al nuevo orden a través de la obediencia. Esto continuará hasta que el “nuevo tú” evolucione como un Ave Fénix, a partir del drama y el trauma, directamente a los brazos esperanzadores del propio Satanás, en última instancia. (Por el bien de los elegidos, nuestro Padre celestial reducirá esta tribulación). ¡Pasmosa perspectiva!
Todo esto se está logrando a través de “una puesta en escena” masiva, global, teatral, repleta de rituales ocultistas en los que prácticamente todos, con la excepción de los elegidos de Dios, participan voluntariamente, ignorantes de su verdadero significado y propósito final.
La Marca de la Bestia
En rituales de iniciación ocultista son el precursor directo, si se quiere, de la Marca de la Bestia.
La Biblia nos dice que la Marca de la Bestia será colocada en la frente y en la mano derecha (Cf. Apocalipsis XIII, 16-17) en aquellos que voluntariamente la acepten.
¿Cómo será posible que tanta gente, el mundo entero en realidad, con excepción de los elegidos de Dios, acepten la Marca de la Bestia, de buena gana? Sin lugar a duda, la Marca de la Bestia es literalmente la “marca” más famosa que el mundo haya conocido alguna vez.
Más sabe la gente sobre la Marca de la Bestia que, por ejemplo, otras “marcas” como la Letra Escarlata (una letra “A” marcada en rojo en la carne de una adúltera) o la Estrella Amarilla que los judíos se vieron obligados a usar sobre su ropa en la Alemania nazi.
Pero ¿qué pasa si la infame Marca de la Bestia no es una marca visible? No es una vacuna. No es un tatuaje. No es un “punto cuántico”. No es una marca chamuscada en la carne humana. ¿Será tal vez una marca invisible y espiritual?
De hecho, ¿qué pasa si la Marca de la Bestia es algo aparentemente inofensiva en su naturaleza, de modo tal que pueda fácilmente engañar a la gente para que la acepte, por medio de un rito ocultista de iniciación y transformación como el que estamos viendo hoy a nivel mundial?
La marca en la frente simplemente sería aceptar mentalmente el nuevo sistema en el que estamos siendo iniciados. Y la marca en la mano derecha sería trabajar para el nuevo sistema convirtiéndonos así en total adherentes y colaboradores del mismo.
Hablando simbólicamente, primero el iniciado voluntariamente cree en el engañoso discurso de los poderosos (tengamos en cuenta que “creer” es función de la mente, alojada precisamente en la frente). Luego el iniciado participa voluntaria y lealmente en la iniciación y en el programa llevado a cabo por el ocultismo (es decir, comienza a usar el barbijo y lo cree justificado… a lavarse las manos para no contagiarse... se acostumbra al distanciamiento social ... y al encierro forzoso).
¡Voila! La mano y la mente ya están bajo el dominio, o pertenecen, por así decir, a los poderosos que practican el ocultismo. Mente y mano han sido capturados con una mentira. La persona ni siquiera se ha dado cuenta. En esto consiste la mentira del coronavirus.
Se comienza a bailar a su ritmo. Eso es precisamente lo que la Marca de la Bestia logrará cuando Satanás (el Anticristo) llegue: logrará que el mundo entero acepte mental y emocionalmente el sistema satánico de la “Misteriosa Babilonia”. Y el mundo entero lo aceptará con gran disposición, e incluso gran entusiasmo, de trabajar y ser parte de ese sistema satánico, para su beneficio propio. Esa es la “marca”. Como está escrito:
Apocalipsis XIII, 8 “Y lo adorarán (al dragón, Bestia) todos los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos, desde la fundación del mundo, en el libro de la vida del Cordero inmolado”.
La única diferencia en este punto es que Satanás (el Anticristo) aún no está físicamente aquí para engañar a las personas con sus milagros para que se unan a su sistema mundial de “bestias” y lo instalen y adoren como a su dios.
Pero sus secuaces sí están aquí, y están preparando al mundo con estos rituales de iniciación al ocultismo a nivel mundial, de modo tal que llegado el momento en que su padre, el diablo, finalmente llegue a asumir su esplendoroso papel como mesías (falso mesías) y nos ofrezca la Marca de la Bestia de la misma manera que hoy se nos ofrece su precursor (el barbijo, el lavado de manos, el distanciamiento social y el aislamiento).
Es por eso por lo que digo que este rito de iniciación y transformación mundial es nada menos que un atisbo a la Marca de la Bestia; un ensayo mundial, por así decirlo.
Es la misma bestia quien ordenó que se haga esto: que la gente vaya acostumbrándose al rito de iniciación, y literalmente miles de millones de personas en todo el mundo cayeron en la trampa sin darse cuenta y sin mayores desmayos (aunque de buena gana) y participan hoy, mente y mano, de este rito satánico.
Piénsalo. Prácticamente todo el mundo, con la excepción de los elegidos de Dios, están unidos bajo un singular estandarte mundial flameando en todas partes. Esa pancarta dice: “Estamos todos juntos en esto”.
Amigos, cuando Satanás finalmente llegue a desempeñar su papel de falso mesías, así será exactamente la Marca de la Bestia: el mundo entero se unirá y trabajará para el sistema, bajo su nuevo líder.
La historia o discurso que se te pedirá que creas, la mentira que van a promulgar es esta: “Jesús está aquí”. Pero como advierte la Escritura:
San Marcos XIII, 21 “Entonces, si os dicen: He aquí a Cristo, aquí está Cristo; o allí está Cristo; no le creáis”.
Con tu mente has creído en el engaño, así como la gente de hoy ha sido completamente engañada por la mentira del coronavirus, la mentira de que un virus con una tasa de supervivencia del 98.5% constituye una “pandemia global” y, como consecuencia de la cual, debemos renunciar a todas nuestros libertades y derechos.
Miles de millones de personas en todo el mundo hoy están abrazando con entusiasmo (pero sin darse cuenta) el ritual de usar barbijos, lavarse las manos, distanciamiento social y aislamiento, impuestos por los nuevos jefes mundiales.
En resumen, creo que lo que estamos viendo hoy es una simple preparación para cuando Satanás (el Anticristo) finalmente se establezca y engañe al mundo para que acepte la verdadera Marca de la Bestia.
Podemos elegir convertirnos en otro ladrillo de la pared de este incipiente orden mundial que están tratando tan desesperadamente de construir (y que, en mi opinión, finalmente fallará, según Daniel XI, 14).
O bien, podemos optar por permanecer como una piedra viva del Templo del Dios Altísimo (1 Pedro II, 5) y mantenernos firmes en nuestro propósito como un portavoz a través del cual la Palabra de Dios se transmita a los demás. Ese es nuestro destino eterno al menos que seamos derrotados por el engaño.
Elijamos muy sabiamente.