El Carnaval preso... Carl Spitzweg |
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La Cuaresma propiamente dicha empieza el primer Domingo de Cuaresma, pero en cuanto a los ayunos y abstinencias, comienza el Miércoles de Cenizas.
Su objeto es preparar dignamente la celebración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección del Salvador, y prepararlas con una más intensa oración, con prácticas de penitencia, con exhortaciones apremiantes a la conversión, con obras de misericordia y con lecturas bíblicas y patrísticas conmovedoras, de las que ofrecen un riquísimo mosaico tanto el Breviario como el Misal cuaresmal.
Antiguamente preocupaban especialmente a la Iglesia, durante la Cuaresma, la preparación de los catecúmenos para el bautismo solemne y la reconciliación de los pecadores y penitentes públicos; hoy su preocupación principal es el cumplimiento Pascual y la recristianización de la sociedad cristiana, tendientes siempre a paganizarse.
A estos efectos, la Misa de cada día de Cuaresma, Misa siempre nueva y fecunda en hondos pensamientos, puede servir de eficaz programa.
Miércoles de Ceniza
Ayuno y Abstinencia
Después de los abusos de los días de carnaval, ¡qué lúgubre ha de parecerles a los mundanos el austero pregón que hoy hace la Iglesia del comienzo de los ayunos y abstinencias de Cuaresma! Sin embargo, así es.
Hoy es un día triste, un día de penitencia corporal, un día en que ha de tenerse sin cesar presente el pensamiento de la muerte y de las terribles consecuencias del pecado. Acuérdate, hombre, que has de morir. Vive de suerte que la muerte te encuentre preparado.
Bendición de la Ceniza
Antes de la Misa se bendice la ceniza, sacada de los Ramos benditos del año anterior. Los ministros del altar usan ornamentos morados, cual corresponde a ese rito penitencial. Tanto los textos como el canto que los acompaña son una exhortación a la compunción del corazón y a la penitencia y enmienda de la mala vida pasada. Asistamos con devoción y santa tristeza a esta ceremonia venerable que nos introduce en el ayuno de la sagrada Cuaresma, y al llegarnos el turno para recibir la ceniza bendita, inclinemos humildemente la cabeza, y acatemos con resignada sumisión la sentencia de muerte que, en nombre del Creador, nos dicta a cada uno hoy la Santa Iglesia.
Imposición de la Ceniza
Terminadas las oraciones de bendición de las Cenizas, el celebrante rocía la ceniza con agua bendita y la inciensa. Luego el sacerdote más digno le impone la ceniza en la cabeza, y si no hay otro sacerdote se la impone él a sí mismo. Entretanto, se acercan los fieles al comulgatorio, y, de rodillas, reciben del celebrante la ceniza en la cabeza, con esta fórmula:
Acuérdate, hombre, que eres polvo, y que en polvo haz de convertirte.
Las mujeres deben levantarse los velos o los sombreros para facilitar al sacerdote la imposición de la ceniza en la cabeza.
Polvo somos, efectivamente, puesto que del limo de la tierra salió Adán y de Adán descendemos todos, y en polvo hemos de convertirnos, al poco tiempo de ser encerrados en el ataúd y depositados en el cementerio. ¿Y por que se ensoberbece y presume tanto el hombre? ¿Y por que mima e idolatra tanto al cuerpo? ¿Y por que ordena toda su vida, y su talento, y sus riquezas, y sus inventos para complacerlo y regalarlo?
Sí, como dice Job, “la vida del hombre es una milicia sobre la tierra”, es precisamente en la Santa Cuaresma cuando el cristiano verdadero debe combatir contra el demonio (con oración y humildad), contra el mundo (con menosprecio de él y alejándose de sus pompas, fiestas y vanidades) y contra la carne (con ayunos, abstinencias, trabajos más duros y madrugadas). Los judíos acostumbraban a rasgar los vestidos y mesarse los cabellos, cuando recibían alguna mala noticia o se sentían presa de algún gran dolor.
El ayuno cuaresmal que hoy iniciamos los cristianos solemnemente, para ser agradable a Dios y provechoso a nuestras almas debe revestir, según el Evangelio de la Misa del Miércoles de Ceniza, las siguientes cualidades:
Humilde sinceridad de corazón, santa alegría espiritual y ausencia de vana ostentación.
Haciéndolo así, acumularemos tesoros preciosos en el cielo; de otro modo, la mortificación del ayunador no será recompensada.
Nada hay más antipático y mezquino como el ayunador cuaresmal cariacontecido y gemebundo, que, más que un cristiano hijo amante de Dios, semeja un esclavo atormentado.
Jueves de Ceniza
En su acción santificadora y purificante la Iglesia hace resaltar hoy, de una manera especial, el poder irresistible de la oración, hecha con fe y con perseverancia. Sin esta acción incesante de la Iglesia, ¿qué sería del mundo en su afán de placer y de diversiones locas?
El Viernes después de Ceniza
Abstinencia
Aunque todavía no ha llegado la Cuaresma propiamente dicha, puesto que empieza el próximo Domingo, estos días que siguen al Miércoles de Ceniza pertenecen a ella en lo tocante a los ayunos y abstinencias. Por esa razón es hoy, para el pueblo, día de abstinencia, como si realmente fuese el primer viernes de Cuaresma. Pocos lo recuerdan y por eso son muy contadas las familias que lo cumplen.
Sábado después de Ceniza
Mañana empezará oficialmente la Cuaresma, la cual, según feliz expresión de la Oración Colecta de la Misa de hoy, es un “ayuno solemne instituido con la saludable intención de curar nuestros cuerpos y nuestras almas”. Que no se pregunte, pues, con cierto desdén, para que sirve el ayuno cuaresmal.
Sirve, en primer lugar, para equilibrar la salud corporal, estragada con frecuencia por la excesiva comida y bebida; y, sobre todo, sirve para curar las almas de las dolencias de los pecados y defectos morales.
En la medida que, por la penitencia, pierde dominio el cuerpo en nosotros, gana el alma terreno; cuanto más se adelgaza el cuerpo, más se robustece el espíritu.
Desnutrir, pues, discretamente el cuerpo, es nutrir y sobrealimentar el alma. He aquí lo saludables del ayuno cuaresmal, aunque está hoy tan reducido.
No basta, aunque ello sea bueno y obligatorio, dar a Dios un culto externo y ritual; es necesario, ante todo, quebrar las cadenas del pecado, hacer obras buenas y no guiarse por los propios gustos y caprichos. Solo así se distinguirá nuestra observancia cuaresmal cristiana de la musulmana o farisaica.
Consejo sobre el Carnaval
No tomar parte en los festejos de Carnaval. Es condescender con el mundo arrollador, de modo tal, que impide asistir a Misa y empezar con buen ánimo la Santa Cuaresma.
Durante los días del carnaval que coinciden con porque el domingo de Quincuagésima, El lunes y el martes siguientes, visitar a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, en la capilla, para desagraviarlo por los abusos de esos días.
Continúa. La Santa Cuaresma, Una Segunda Parte. Témporas y Domingos y Días de Cuaresma
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