jueves, 15 de septiembre de 2022

Una pésima elección…. (Segunda parte) - Reynaldo

Pieter Schoubroeck (1570-1607) - La destrucción de Sodoma y Gomorra  

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En nuestra columna de hoy continuamos hablando acerca de la pésima elección que hizo Lot, el sobrino de Abraham –un hombre con una mentalidad diametralmente opuesta a la de su tío, porque Lot era un hombre carnal (en griego, psujikós) mientras que Abraham era un hombre espiritual (en griego, pneumatikós), y los espirituales y los carnales no tienen ningún punto en común.

Los espirituales gozan de paz interior (aun en medio de las luchas más crueles), tienen victoria en las tentaciones, se mantienen alejados del pecado (al menos del pecado mortal), crecen continuamente en fe, en gracia y en santidad, producen fruto en abundancia, viven separados del mundo y son sinceros y honestos y viven en unión sólida y madura con Dios.

En cambio, los carnales viven en una batalla incesante dentro de ellos porque están llenos de deseos de este mundo que nunca logran satisfacer, son derrotados constantemente por el enemigo y siempre andan revolviéndose en el fango del pecado, no maduran jamás (con un infantilismo espiritual permanente), no producen frutos para la gloria de Dios (siembran para la carne, y de la carne siegan corrupción), son hipócritas (sus palabras y sus obras están perennemente divorciadas) y viven en adulterio espiritual, basan su vida espiritual en ejercicios exteriores de piedad y jamás penetran en la esencia viva de la oración. 

San Gregorio Magno, en su “Moralia, sive expositio in Job” –conocido también como “Magna Moralia”, explica lo siguiente:

“Hay hombres que se lanzan alocados a los bienes deleznables, ignorando que existen los eternos o no haciendo aprecio de ellos… Creados para contemplar la luz de la verdad, no elevan jamás hasta ella los ojos de su alma, jamás tienen un deseo, jamás intentan volar hacia la contemplación de la patria perdurable. Se abandonan a los placeres en los que se hallan sumergidos, y aman, cual si fuera su patria, el triste lugar del destierro. En el abismo de las tinieblas están tan alegres como si una luz radiante los alumbrara.

En cambio, los elegidos, no atribuyéndole ningún valor a los bienes temporales, buscan aquellos para los que sus almas fueron creadas. Aprisionados en este mundo por las ataduras de la carne, procuran remontarse por encima de este mundo y toman la saludable resolución de despreciar lo que pasa con el tiempo y de suspirar por las cosas que perduran”.

En una palabra, los “espirituales” buscan las cosas de arriba y los “carnales” las de abajo.

Y eso fue, precisamente, lo que ocurrió con Lot.

Llegó el momento en que tuvieron que separarse Abraham y Lot porque no podían convivir. Volvamos a leer este pasaje en Génesis 13:5-9:

“También Lot, que iba con Abrán, tenía ovejas, vacadas y tiendas. Ya la tierra no les permitía vivir juntos, porque su hacienda se había multiplicado, de modo que no podían vivir juntos. Solía haber riñas entre los pastores de Abrán y los de Lot. (Además los cananeos y los perizitas habitaban por entonces en el país). Dijo, pues, Abrán a Lot: ‘No haya disputas entre nosotros ni entre mis pastores y tus pastores, pues somos hermanos. ¿No tienes todo el país por delante? Pues bien, apártate de mi lado. Si tomas por la izquierda, yo iré por la derecha; y si tú por la derecha, yo por la izquierda”.

Sí, cuando los carnales se van por la izquierda… los espirituales toman por la derecha, y viceversa. Pero ambos NUNCA SIGUEN POR LA MISMA VÍA porque sus objetivos, sus metas, sus miras, sus propósitos, sus deseos, sus anhelos se oponen entre sí.

Y, ¿qué hizo Lot? –Bueno, sigamos leyendo en el capítulo 13 de Génesis:

“Lot levantó los ojos y vio toda la vega del Jordán, toda ella de regadío - eran antes de destruir Yahvé a Sodoma y Gomorra - como el jardín de Yahvé, como Egipto, hasta llegar a Soar. Eligió, pues, Lot para sí toda la vega del Jordán, y se trasladó al oriente; así se apartaron el uno del otro. Abram se estableció en Canaán y Lot en las ciudades de la vega, donde plantó sus tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran muy malos y pecadores contra Yahvé”.

Lot probablemente pensó que había hecho “un negocio redondo”…. “Vio toda la vega del Jordán, toda ella de regadío” y se dijo para sus adentros: -“Mi tío Abram me ha dado a elegir, y según lo que estoy mirando, mi elección está hecha… es obvia… no tengo ni que pensarlo dos veces. Elijo esa vega tan fértil, verde y hermosa, tan prometedora.  Y allí plantó sus tiendas hasta llegar a Sodoma”. 

¡Qué astuto es el demonio!  Nos presenta un cuadro tan bello, disfraza el pecado y la mentira con un ropaje tan espléndido que si no tenemos discernimiento espiritual caemos irremisiblemente en sus redes y trampas.  Bien aconsejó el Apóstol San Pablo que “no ignoráramos las maquinaciones de Satanás” (II Corintios 2:11). 

Y ahí está Lot, hombre carnal que se vale únicamente de sus sentidos materiales para dirigir su vida y piensa que las cosas son lo que parecen ser.  ¡Qué ajeno estaba, empero, de que de allí habría de salir muy pronto y con todos sus sueños destrozados!  En cambio, Abram eligió a Canaán y allí se estableció. 

En el capítulo 19 del Génesis leemos acerca de los resultados de esta pésima elección de Lot. 

Aquella ciudad de Sodoma que había escogido por morada resultó ser la sede y cuna de todas las inmoralidades, depravaciones  y aberraciones sexuales –cosas de las cuales el mundo de hoy se gloría y enorgullece y de las que una bestia que anda ahora por Roma, con dos cuernos como “los de un cordero” pero que habla como dragón, se atrevió a decir: ¿Quién soy yo para juzgarlos?” –Tú, inicuo, no eres nadie, pero Yahvé de los Ejércitos sí los juzga y ha dicho que todas esas cosas son ABOMINACIÓN, y el verdadero pueblo de Dios se aúna al criterio de Su Dios. 

Pues bien, Yahvé ya no pudo soportar más aquella asquerosidad de Sodoma y decidió destruir la ciudad con todos sus habitantes.  Allí vivía Lot con su esposa, sus dos hijas y sus yernos.  Y Dios envió “dos ángeles” para que le comunicaran a Lot Su divina decisión.  A pesar de no estar en el centro de Su voluntad, Dios tuvo esa deferencia con Lot en atención a su amigo Abram.

Vamos a leer la historia completa en la Biblia de Jerusalén –Génesis 19:1-23:

“Los dos ángeles llegaron a Sodoma por la tarde. Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Al verlos, Lot se levantó a su encuentro y postrándose rostro en tierra, dijo: «Ea, señores, por favor, desviaos hacia la casa de este servidor vuestro. Hacéis noche, os laváis los pies, y de madrugada seguiréis vuestro camino.» Ellos dijeron: «No; haremos noche en la plaza.» Pero tanto porfió con ellos, que al fin se hospedaron en su casa. Él les preparó una comida cociendo unos panes cenceños y comieron. No bien se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los sodomitas, rodearon la casa desde el mozo hasta el viejo, todo el pueblo sin excepción.  Llamaron a voces a Lot y le dijeron: «¿Dónde están los hombres que han venido donde ti esta noche? Sácalos, para que abusemos de ellos.» Lot salió donde ellos a la entrada, cerró la puerta detrás de sí, y dijo: «Por favor, hermanos, no hagáis esta maldad….

Mas ellos respondieron: «¡Quita allá! Uno que ha venido a avencindarse, ¿va a meterse a juez? Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.» Y forcejearon con él, con Lot, de tal modo que estaban a punto de romper la puerta. Pero los hombres alargaron las manos, tiraron de Lot hacia sí, adentro de la casa, cerraron la puerta, y a los hombres que estaban a la entrada de la casa les dejaron deslumbrados desde el chico hasta el grande, y mal se vieron para encontrar la entrada. Los hombres dijeron a Lot: «¿A quién más tienes aquí? Saca de este lugar a tus hijos e hijas y a quienquiera que tengas en la ciudad, porque vamos a destruir este lugar, que es grande el clamor de ellos en la presencia de Yahveh, y Yahveh nos ha enviado a destruirlos.» Salió Lot y habló con sus yernos, los prometidos de sus hijas: «Levantaos, dijo, salid de este lugar, porque Yahveh va a destruir la ciudad.» Pero sus yernos le tomaron a broma. Al rayar el alba, los ángeles apremiaron a Lot diciendo: «Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se encuentran aquí, no vayas a ser barrido por la culpa de la ciudad.»

Y entonces, ¡pobre Lot que había cifrado sus esperanzas y sueños en aquella tierra depravada y pecadora!

(1) PERDIÓ TODO LO QUE TENÍA EN UN SOLO INSTANTE.  (Génesis 19:24-25)

“Entonces Yahveh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte de Yahvé. Y arrasó aquellas ciudades, y toda la redonda con todos los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo”.

(2) PERDIÓ A SU ESPOSA. (Génesis 19:26).

“Su mujer miró hacia atrás y se volvió poste de sal”.

La esposa de Lot no pudo reprimir el deseo de volver sus ojos hacia lo que dejaba atrás. A ella no le importaba vivir en medio de abominaciones y de pecados. Añoraba el pasado y quiso tener un último recuerdo de aquello en lo que estaba centrado su corazón… pero QUEDÓ CONVERTIDA EN UN PILAR DE SAL.

(3) LAS HIJAS DE LOT APRENDIERON TODA CLASE DE INMORALIDADES. (Génesis 19:30-36).

“Subió Lot desde Soar y se quedó a vivir en el monte con sus dos hijas, temeroso de vivir en Soar. Él y sus dos hijas se instalaron en una cueva. La mayor dijo a la pequeña: «Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se una a nosotras, como se hace en todo el mundo. Ven, vamos a propinarle vino a nuestro padre, nos acostaremos con él y así engendraremos descendencia.» En efecto, propinaron vino a su padre aquella misma noche, y entró la mayor y se acostó con su padre, sin que él se enterase de cuándo ella se acostó ni cuándo se levantó. Al día siguiente dijo la mayor a la pequeña: «Mira, yo me he acostado anoche con mi padre. Vamos a propinarle vino también esta noche, y entras tú a acostarte con él, y así engendraremos de nuestro padre descendencia.» Propinaron, pues, también aquella noche vino a su padre, y levantándose la pequeña se acostó con él, sin que él se enterase de cuándo ella se acostó ni cuándo se levantó. Las dos hijas de Lot quedaron encinta de su padre”.

La depravación de Sodoma había calado hasta la médula a aquellas dos muchachas que veían como natural el incesto, la embriaguez, etc. 

(4) EL FRUTO DE AQUEL INCESTO FUE EL SURGIMIENTO DE DOS NACIONES ENEMIGAS ACÉRRIMAS DE ISRAEL –Moab y Amón.  (Génesis 19:37-38)

“La mayor dio a luz un hijo, y le llamó Moab: es el padre de los actuales moabitas. La pequeña también dio a luz un hijo, y le llamó Ben Ammí: es el padre de los actuales ammonitas”.

CONCLUSIÓN:  

Un don del Espíritu Santo que necesitamos en estos tiempos finales de la historia de la humanidad es el DISCERNIMIENTO.

Sí, necesitamos discernimiento para saber distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo verdadero y lo falso, entre los maestros y profetas legítimos y los pseudo maestros y profetas, entre la voluntad de Dios y nuestra propia voluntad.

Necesitamos discernimiento para no disfrazar de virtud el pecado. En el Salmo 94 se habla de los que “hacen agravio en forma de ley”, es decir, de los que disfrazan la soberbia más luciferina de “humildad”, el deseo de herir al prójimo de “celo por la santidad”, las doctrinas más mentirosas de “deseos de atraerlos a todos”. 

Ha llegado la hora final –y es ésta– cuando el verdadero pueblo de Dios tiene que definirse y pronunciarse en favor de lo que es justo, santo y agradable a Dios, y rechazar abiertamente toda apariencia de santidad que provoca arqueadas en el paladar divino. 

Lectores, esto no es juego, no es una leyenda, no es alguna historieta de la antigua Mesopotamia… El propio Jesús en su discurso escatológico en el Evangelio de San Lucas citó esta historia cuando nos dijo “ACORDAOS DE LA MUJER DE LOT”.  

Sí, recordemos en este tiempo de confusión, de mentira, de destrucción de la verdadera catolicidad de la Iglesia, que si no andamos absolutamente definidos podemos perderlo todo en un instante…

¡¡¡ELIJAMOS BIEN!!!


Reynaldo