sábado, 14 de octubre de 2023

“Te equivocaste al leer los signos” - Padre Edgar Díaz

El oficial ante Jesús

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Habiendo escuchado que Jesús había regresado de Jerusalén, un oficial del gobierno le rogó que fuera a Cafarnaúm, a un día de camino, a ver a su hijo que estaba a punto de morir.

A través de sufrimientos y tribulaciones Dios atrajo a este pagano y toda su familia a la fe.

Por un tiempo, los numerosos milagros que Jesús y sus Apóstoles hicieron fueron más que suficientes para convencer a los judíos y a los paganos de la verdad y de su origen divino. Se produjo gran número de conversiones a la Iglesia Católica.

Pero en los últimos tiempos los milagros no son suficientes y no logran el efecto deseado, porque, según San Pablo debe venir la apostasía: “Primero debe venir la apostasía” (2 Tesalonicenses II, 3).

Aún los católicos más fervorosos podrían caer en ella. Solo queda vivir precavidos y guardar la fe que hemos recibido. Es, por lo tanto, un milagro hodierno ver a unos pocos aferrados a la oración, la penitencia y la vigilancia, guardando la verdadera fe católica.

El milagro por excelencia sigue siendo la Presencia Real de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar, hoy, solo donde hay verdaderos sacerdotes de Cristo, en muy poquísimos lugares, que son las catacumbas de nuestras capillas en nuestros hogares, fruto de la bondad y la misericordia de Dios, quien hace mucho más de lo que merecemos, por la salvación de los hombres.

Este milagro por excelencia, en estos tiempos tan tormentosos, es prueba de la indefectibilidad de la Iglesia Católica, única Iglesia verdadera, y, por lo tanto, la única que puede ofrecer al hombre la salvación, pues, no hay salvación fuera de la Iglesia Católica.

En el momento de nuestro juicio particular, la muerte, deberíamos preferir que Dios nos diga que nos equivocamos en leer los signos de los tiempos, antes de que nos diga que nos equivocamos por no leer los signos de los tiempos y no amar y proclamar su venida. En este tema no hay equivocación por exceso sino por defecto.

Debido a que nuestra fe es imperfecta, la conducta del oficial ante el reproche de Jesús, nos marca el camino a seguir: se humilló, y le rogó más ferviente y urgentemente que curara a su hijo.

Humillación, fervor y urgencia. No estamos amando ni pidiendo la Venida de Nuestro Señor Jesucristo como deberíamos. “Aprovechemos bien el tiempo, porque los días son malos … no nos hagamos los desentendidos, sino entendiendo cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios V, 16-17).

Humildad ante el desplome de nuestra sociedad utópica. Los tiempos son malos (porque la humanidad está muy mal). Herejías e idolatrías por doquier. Los católicos en plena apostasía. Las señales de su venida son más que evidentes. Súplica y urgencia en transmitir el mensaje de la venida de Nuestro Señor Jesucristo. 

El mundo tal como lo vemos y experimentamos hoy va a acabar, por ser fruto del sistema de la Bestia, el anticristo, que viene esclavizando a la humanidad desde sus inicios.

Este sistema que domina al mundo, fue acusado por Nuestro Señor en la Carta a Esmirna: “Conozco … la maledicencia de parte de los que se llaman judíos y no son más que la sinagoga de Satanás” (Apocalipsis II, 9).

Y los entrega a los santos, en la Carta a Filadelfia: “Yo te entrego algunos de la sinagoga de Satanás, que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí que Yo los haré venir a postrarse a tus pies y reconocerán que Yo te he amado” (Apocalipsis III, 9). 

Y en la cara les dice no ser hijos de Abraham: “Vosotros sois hijos del diablo, y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él fue homicida desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay nada de verdad en él. Cuando profiere la mentira, habla de lo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira” (San Juan VIII, 44).

La sinagoga de Satanás está inserta en el pueblo judío; dicen ser judíos, pero no lo son, sino que mienten, y son parte principalísima del sistema de la Bestia: “una bestia con diez cuernos y siete cabezas … y nombres de blasfemia … y el dragón (el diablo) le pasó su poder y su trono y una gran autoridad” (Apocalipsis XIII, 1-2).

El sistema de la Bestia es quien crucificó a Nuestro Señor Jesucristo e hizo mártires a tantos. Siempre ha perseguido y le ha declarado la guerra a la Iglesia, y continuará hasta el final de los tiempos, cuando venga Nuestro Señor y mate al anticristo (cf. Apocalipsis XIX, 20).

Es indiscutible que la sinagoga de Satanás es parte del sistema de la Bestia, porque cumple con todos los criterios de un sistema de la Bestia: está en contra de Cristo; es un sistema ateo, asesino; construido sobre el odio y la superioridad sobre los demás; prejuicioso, racista… cumple con todos los criterios que nos llevarían a identificar a la sinagoga de Satanás como el principal exponente del sistema de la Bestia.

Esto es muy realista si lo comparamos con los demás sistemas de anticristo en el mundo, tales como el Marxismo, Comunismo, Socialismo, Protestantismo, y todos los -ismos que podamos imaginar. Dentro del sistema de la Bestia, no hay peor exponente que la sinagoga de Satanás. 

Uno de sus descarados rabinos hizo recientemente la siguiente declaración: “a nuestros amigos cristianos, seamos directos y llamemos las cosas como son. Uds. adoran a un Judío, y eso es un error. Uds. deberían adorar a cada uno de nosotros, porque todos nosotros morimos por vuestros pecados todos los días. Todos nosotros somos los primogénitos de Dios, y estamos muriendo por vuestros pecados ahora mismo, porque los judíos en la tierra de Israel estamos todos trabajando en contra de los orcos (animales infernales)”, en obvia referencia a los acontecimientos recientes en Palestina.

Todo indica que el ataque palestino—que causó “tanta sorpresa”—fue planeado por la misma sinagoga de Satanás; todo parece ser una falsa bandera que les sirve de excusa para lograr arremeter no solo contra los Palestinos sino contra todos los pueblos del mundo. 

A los engañados judíos le impiden conocer al verdadero Mesías. A los árabes les juran exterminio. Y a los encantados y desacertados cristianos, risa, burla y confusión. Todos somos tratados como animales e inhumanos. 

Por el momento el sistema de la Bestia está experimentando primero con los Palestinos. Algún día no muy lejano la humanidad entera estará pasando por lo que ellos experimentan hoy. Los males seguirán presentes: “si (los) días no fueran acortados, nadie se salvaría; mas por razón de los elegidos serán acortados esos días” (San Mateo XXIV, 22).

Sería un error pedirle a Dios que nos libre de estos males; con toda seguridad sería una petición rechazada, así como Jesús no satisfizo el deseo del oficial de ir a su casa, para lograr que desechara de su mente la falsa idea que éste tenía de pensar que solo podía curar a un enfermo estando presente ante él. Sería un acierto, en cambio, amar y pedir a Jesús que venga pronto.

Nuestras falsas ideas, influenciadas por el diablo, deben ser despejadas de nuestra mente. Este trabajo de purificación de las falsedades es imperioso pues el anticristo, usando de ellas, muy bien nos va a engañar. Él mismo pronto va a aparecer como el reconciliador de toda la humanidad, dando una falsa paz, y mucha gente le va a creer. Una fe imperfecta no va a resistir las seducciones del demonio y del anticristo.

Estaremos solos, solo bajo la constante mirada de los ojos de Dios. Gran pobreza y soledad. Es a los pobres de espíritu (humildes) a quienes se les promete la posesión del Reino de los Cielos (cf. San Mateo V, 3).

Habiendo recibido la seguridad de que su hijo viviría, el oficial no dudó un instante: su fe se hizo fuerte gracias a la tribulación. “Creyó el hombre a la palabra de Jesús y se fue” (San Juan IV, 50).

Cuando Cristo venga … ¿qué le vamos a decir? “Oh, no sabíamos que venías”. Muchos católicos dicen que creen en la Parusía de Nuestro Señor, pero en realidad, no lo creen.

“El cielo y la tierra pasarán, pero las palabras mías no pasarán ciertamente” (San Mateo XXIV, 35). Mientras más firmes estemos en nuestra fe más fácilmente podremos escapar de las tremendas seducciones del anticristo.

Mirad los signos, nos dice San Pablo: “No os embriaguéis con vino, en el cual hay lujuria, sino llenaos en el Espíritu, entreteniéndoos entre vosotros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando de todo corazón al Señor, dando gracias siempre y por todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, sujetándoos los unos a los otros en el santo temor de Cristo” (Efesios V, 18-21).

Dios quiera todos los verdaderos obispos y sacerdotes se centraran en los signos de los tiempos para poder dar una explicación adecuada de los acontecimientos mundiales actuales y se convocaran en unidad de oración, penitencia y vigilancia.

Dios quiera vean la situación mundial como una urgencia para nuestras almas en peligro, y no como algo relativo que se debe superar simplemente porque está escrito. Las cosas jamás volverán a ser como eran hasta ahora.

Dios quiera reaccionemos antes de que sea demasiado tarde y de que no entregue al poder de las fieras a todos aquellos que hoy le confiesan imperfectamente. Amén.

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Dom XX post Pent – 2023-10-15 – Efesios V, 15-21 – San Juan IV, 46-53 – Padre Edgar Díaz