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La Misa es esencialmente una.
Ninguna diferencia esencial entre las que celebra un sacerdote u otro, un Santo o un apóstata, con toda la pompa del ceremonial o sencillamente.
Todas tienen de suyo el mismo valor y siempre es el mismo Jesucristo el que celebra, por ministerio del sacerdote.
La diversidad de misas proviene de la mayor o menor solemnidad con que se celebran, del ministro más o menos alto que oficia y de otras circunstancias.
De ahí la distinción de misa privada o solemne, cantada o rezada, capitular, conventual, parroquial, papal, pontifical, abacial, votiva, de difuntos, etcétera.
Continúa. Número de Misas.
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