Cinco prudentes, y cinco necias |
Llegado el final de los tiempos es muy triste constatar que por falta de verdadero alimento los fieles “desfallecerán en el camino” (San Marcos VIII, 3).
“Estad siempre prontos a dar razón de la esperanza en que vivís” (1 Pedro III, 15) |
A los fariseos de entonces y a los judíos en general se les acusa no solo de Deicidio sino también de algo mucho peor aún, el de no haber pedido perdón por ello, y por no haber querido cargar con la propia cruz de presentarse ante el mundo como la causa material de tan afrentosa muerte que produjo la Redención con Dios.