martes, 21 de diciembre de 2021

Tiempo Litúrgico de Navidad - Andrés Azcarate

Lorenzo Leonbruno da Mantova

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Navidad

25 de Diciembre

Natividad de Nuestro Señor Jesucristo


Primera Misa – Misa del Gallo

Al asistir a esta Misa se cumple con el precepto.

Son las doce la Noche Buena. El Dios de Majestad, hecho hombre en el seno de María Virgen por obra y gracia del Espíritu Santo, nació en una noche como ésta, en la gruta de Belén, sin más testigos que José y María y un coro de Ángeles del Cielo que saludaron con cánticos su aparición en la tierra.

Este nacimiento temporal del Hijo de María y el eterno del Hijo de Dios es lo que principalmente celebramos en esta primera Misa, Misa llamada del “gallo” porque se celebraba antiguamente justo al primer canto del gallo, y no a media noche como ahora.

¡Adórote, Jesús recién nacido, pues te adoran los Ángeles! ¡Oh Dios, tan chiquito y tan grande, tan nuevo y tan antiguo! ¡Pídote que nazcas en mí y que yo nazca en Ti, y que crezcas y crezca yo hasta el día de la eternidad!

Moraleja. Asistir a esta Misa “del gallo”, y quizá comulgar en ella, e irse después a disiparse en fiesta es profanar la noche más santa y más pura del año y priva al hogar cristiano de una de sus más rancias y sagradas tradiciones.


Segunda Misa – Misa de la “Aurora”

Es esta Misa de la “aurora”, así llamada porque se celebra al despuntar el día, la Iglesia celebra el Nacimiento de Jesús y su aparición a los primeros testigos humanos, que fueron los pastorcitos de Belén. 

Tan sencillos y tan creyentes como estos, acerquémonos nosotros en esta madrugada, resplandeciente de luz celestial, al Altar del Sacrificio, donde este mismo Jesús, cuyo Nacimiento conmemoramos se va a inmolar por nosotros y por todo el mundo cumpliendo su misión de Redentor.


Tercera Misa – Misa del Día de Navidad

Esta tercera Misa, la Misa propiamente del día de Navidad, celebra la revelación del Salvador a todas las naciones y a todos los hombres, y la realeza universal de Cristo.

Alegrémonos, pues, y regocijémonos por el Nacimiento del Niño Dios, sean cuales fueren y lo justificadas que fueren nuestras actuales pesadumbres. Demos tregua a la tristeza. ¡Paso a las inefables alegrías de Navidad!


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