En su Epístola a los Colosenses San Pablo no cesa de desearle lo mejor para ellos, y esto es, que conozcan los más altos bienes del espíritu, el conocimiento espiritual de Dios.
Judíos junto a los ríos de Babilonia - Eduard Bendemann - 1832
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“Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos, acordándonos de ti, Jerusalén” (Salmo 136-137, 1). Es este salmo una de las más hermosas poesías de todos los tiempos.
Dios siempre invitó a la humanidad a una felicidad inconmensurable. Tan magnífica invitación, no obstante, fue varias veces rechazada, primeramente, colectivamente por los judíos, y posteriormente, individualmente, por algunos cristianos.
Una vez más hace referencia la liturgia de la Santa Misa a la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo, y, como de costumbre, lo hace a través de una de las Epístolas de San Pablo, la Primera dirigida a los Corintios.
Los que esperan a Jesús son perseguidos. Así como Él fue perseguido, y así como Él mismo anunció muchas veces, y también los apóstoles, los que esperan a Jesús son perseguidos.